Saturday 5 May 2012

POST I - Querido Diario

Madrid 2 de Diciembre de 2011

20:53 

Voy a poner en papel aquello que no debo puedo olvidar. La única manera de conservar la poca cordura que me queda, es escribiendo acerca de los sucesos que hicieron que los muertos vuelvan a la vida me encuentre ahora en esta situación. Pretendo mantener mi mente ocupada y, de paso, repasar los acontecimientos con un poco más de claridad.

Estoy escribiendo a la luz de una vela, hace ya más de una semana que la electricidad se ha ido. Ha habido ocasiones en las que de repente volvía -como por arte de magia- pero al poco tiempo se extinguía de nuevo; como mis esperanzas.

Llevo casi un día sin comer. Al principio -cuando todo se fue al carajo- no era lo suficientemente precavido como ahora, y de forma estúpida desperdicié mucha comida. Hoy en día estoy estrechando las provisiones lo más que puedo… hasta que tenga que salir a
por provisiones prefiero no pensar en eso ahora.

No sé si tiene algún sentido escribir mi nombre en estas páginas, pero por si se me olvida en un ataque de locura, aquí va:

Marcos Barberán.

Antes de que Madrid se convirtiera en una gran nube de polvo, putrefacción y gritos desesperados, trabajaba como técnico en un taller de reparación de ordenadores. Vivía con mi pareja en un piso a las afueras de Madrid (donde me encuentro ahora). Llevaba una vida normal.

Todo fue muy rápido. Un día por la noche, después del trabajo, me encontraba en el sofá mientras María preparaba la cena. En la televisión había más de lo mismo; miembros de los diferentes gobiernos europeos tratando de lograr un pacto y ocultarnos lo mejor posible el oscuro e incierto futuro de la unión.
Ocurrió durante el discurso del presidente del Banco Central Europeo. El hombre estaba dando cifras -totalmente incomprensibles para mí- y evaluando la evolución de la moneda única, cuando de repente un miembro del gobierno británico saltó sobre él y le derribó con violencia.
En menos de un segundo, dos guardias de seguridad se abalanzaron sobre el inglés y le arrastraron lejos de presidente del BCE. En ese mismo instante se pudo ver mundialmente por televisión como la boca del mandatario inglés, aún dando dentelladas, estaba cubierta de sangre; en ese mismo instante, también, la transmisión nos otorgó un elocuente “Problemas técnicos” y la pantalla se tornó negra.

Los medios de comunicación se hicieron eco del suceso, sin embargo todos coincidían en no dar ningún dato en concreto al respecto. Pasaron unos tres días hasta que se anuncio que el presidente del BCE había fallecido debido a las lesiones sufridas en el incidente. Con respecto al político inglés, nos contaron que estaba bajo custodia y así permaneció la “historia oficial” hasta que los medios de comunicación dejaron de transmitir.
Luego del comunicado por televisión, pasaron exactamente cinco días hasta que comencé a observar repercusiones aquí en Madrid. Obviamente, la prensa no nos alertaba de la relación entre los hechos que estaban sucediendo. Los hijos de puta se dejaron la bomba de la noticia para el final, como si todo fuera una película cojonuda.
La televisión local mostraba los hospitales e informaba de numerosos ingresos, debido a una enfermedad aún no detectada. Recomendaban -como habían hecho con aquella mundana gripe- lavarse las manos constantemente y no permanecer por mucho tiempo en lugares concurridos. No obstante, había algo en la gente… en sus caras, en su caminar, que denotaba una preocupación fuera de lo ordinario. Ahora que lo pienso mejor, no sé por qué hablo en tercera persona… aquellos síntomas estaban presentes en mí también.

La primera vez que lo vi suceder, que la mierda de la enfermedad se presentó en mi vida cotidiana, fue en octubre de este año. Estaba yendo al trabajo. Como cualquier día de semana, cogí la línea siete de metro desde Coslada hasta Pueblo Nuevo, donde cambié a la línea cinco hasta Marqués de Vadillo.
Me encontraba en la última parte del viaje, faltaba apenas una estación, cuando de repente el tren se detuvo y… Creo que mejor continuó escribiendo en otro momento; no tengo fuerzas para seguir con esto ahora mismo. Además, debo comer algo si no quiero parecerme a uno de ellos.

4 comments:

  1. Muy buen comienzo compa, saludos

    ReplyDelete
    Replies
    1. ¡Gracias, espero que el resto esté a la altura!

      Saludo!

      Delete
  2. Aunque el comienzo está bien (y la idea de una primera puesta en contacto de un modo tan ostentonso es un enfoque muy original), el arranque no tiene la fuerza que el último capítulo que acabo de leer (aunque insisto que no es para nada malo)

    ReplyDelete
    Replies
    1. Hola Archivista, disculpa por no responder antes pero estaba de vacaciones "sin Internet".

      Puede que no sea lo más acertado como tú dices, no obstante yo haría lo mismo. La narrativa tiene que ser capaz de atraparte desde un principio. Es vital que exista una sintonía entre lector e historia. Se puede hablar de aspectos técnicos, de trama, narrativa, etc., pero si dicha “sintonía” es inexistente, no vale la pena continuar leyendo.

      Con respecto a lo que comentas del primer capítulo, estoy totalmente de acuerdo. Es más, ahora mismo se me ocurre un adjetivo para otorgarle: “robótico”. Todo es forzado, las palabras se van relacionando entre sí, no porque fluyan, sino porque yo les exigí que allí estuvieran. En definitiva, al escribirlo experimentaba lo que tú comentas ahora; falta de fuerza. Precisamente eso era de lo que yo carecía. Comenzar suele ser (y creo que no descubro nada) lo más difícil.

      Supongo que podría rescribir los primeros capítulos (no es sólo el primero carece de “fuerza”, “sintonía”… aunque no sé si es bueno que el propio autor lo diga jeje), pero para eso tendría que dar unos cuantos pasos atrás y hasta que no haya terminado la historia, creo que sería perjudicial.

      En resumen, comparto tu opinión. Al principio, me senté y obligué a escribir aquella vaga idea que tenía en mente. A medida que me iba enterando más sobre el mundo que estaba creando, fui conociendo a los personajes y me pude sentar a escribir y explorar –al mismo tiempo- aquello que más me gusta: el aspecto humano de todo personaje y cómo éste afecta al mundo a su alrededor.

      Una vez más, gracias por tomarte el tiempo de leerme y, sobre todo, por brindarme la mejor crítica que he recibido hasta ahora.

      ¡Un saludo!

      Delete