Madrid 18 de Diciembre de 2011
La figura de John fumando un cigarrillo se reflejaba nítidamente en la piscina. 4:47 marcaba su reloj Longiness negro, un regalo de su esposa justo antes de venir de vacaciones a Madrid. John intentaba mantener su mente ocupada el mayor tiempo posible, de lo contrario, en momentos como éste, Valerie invadía sus pensamientos. “Help me, John! Help me, please!” “I can’t, Val! I just can’t!”
La figura de John fumando un cigarrillo se reflejaba nítidamente en la piscina. 4:47 marcaba su reloj Longiness negro, un regalo de su esposa justo antes de venir de vacaciones a Madrid. John intentaba mantener su mente ocupada el mayor tiempo posible, de lo contrario, en momentos como éste, Valerie invadía sus pensamientos. “Help me, John! Help me, please!” “I can’t, Val! I just can’t!”
Su esposa había sucumbido ante
los infectados que irrumpieron en su habitación de hotel. Una puerta atascada
impidió que John compartiera el mismo destino que Valerie. Ahora sus gritos de
agonía se infiltraban en su cerebro y en cada poro de su piel. La luna estaba
en cuarto menguante, otorgando una tímida luz blanquecina a la noche. John
contemplaba la nada misma. Un suave viento gélido mecía el agua y sus pensamientos al mismo tiempo.
4:55, esa alambrada no iba a
aguantar por mucho tiempo más. John se dirigió a buscar a sus dos compañeros de
aventura.
-¿Sí?
-Soy yo -dijo John.
La puerta se abrió dando
paso a Marcos con una improvisada correa y Rambo. Aun en la oscuridad John
podía vislumbrar el miedo en las facciones de su amigo, “como dos espejos”
pensó John. En silencio absoluto descendieron hasta la planta baja, nadie vino
a despedirles. Se miraron durante unos segundos el uno al otro antes de saltar
a la piscina; el frío de diciembre era casi tan aterrador como los infectados.
-Now! -dijo John y saltó.
Instados por su amigo,
Marcos y Rambo se adentraron en las aguas congeladas. Ambos reprimían la
necesidad de gritar de dolor. Si los muertos no les mataban, sería una hipotermia
que seguramente terminaría el trabajo. Atravesaron la piscina nadando como
robots, con el único consuelo de mudarse de ropa tan pronto como llegaran al
coche. John guardaba unas cuantas prendas en el maletero para tales ocasiones.
Tiritando de frío, llegaron
a la puerta principal. John se disponía a abrirla cuando Marcos intercedió.
-Espera -susurró-, mira lo
que hay junto al coche.
John se quedó lo más inmóvil
que su cuerpo le permitió y miró a través de los
barrotes de la puerta. Una mujer -tendría unos 18, 20 años al haber muerto-
estaba junto al Citroën Xara, contemplando la ventanilla del conductor. En ésta
se reflejaba la luna y al parecer era todo un espectáculo para la condenada.
Sus decrépitos dedos acariciaban el espejismo y desde su boca escapaba un hilo
negro, de algo que aparentaba ser saliva. John se preguntó si Southampton
estaría lleno de estas criaturas. Según los últimos reportes que se habían
emitido en la televisión, Inglaterra, al igual que el resto de Europa, había
sucumbido ante la plaga.
-Debemos hacerlo en silencio
-musitó Marcos y desenfundó el cuchillo que traía en su cinturón.
John asintió con su arma
blanca entre manos. Con frío en sus cuerpos y nervios en el estomago, tiraron
de la puerta con cuidado hacia adentro. [Crii] La puerta chirrió levemente, la infectada dejó escapar un gruñido y giró la
cabeza en dirección a ellos. Mantuvo la vista en la puerta durante unos
segundos, el liquido negro cayendo a gotas en el suelo, hasta que se cansó y
devolvió la mirada a la ventanilla y su interminable película lunar.
Ambos respiraron
profundamente y tiraron una vez más de la puerta. Si no fuera por la mano con
la que Marcos tenía asido a Rambo por el hocico, éste ya hubiese ladrado apenas
ver a la mujer. Marcos podía sentir la tensión en el perro; los pelos de su
espalda asemejaban a los de un gato antes de comenzar una pelea.
Parecía que en esta ocasión la
puerta se comportaría, pero no fue así. Esta vez la muerta se giró por completo
y comenzó a caminar hacia ellos. El sonido gutural que escapaba de su boca,
hizo que ambos dieran un paso atrás. La infectada se acercaba a paso firme, sus
pies descalzos parecían adherirse a la acera con cada pisada. Marcos soltó a
Rambo y, cuando éste empezaba a ladrar, él ya corría hacia la muerta con su
cuchillo en alto, captando la imagen de la luna.
Al posar sus ojos vacíos en
Marcos, la infectada se lanzó como un misil. Estando a un paso de distancia,
Marcos trató de esquivarla y apuñalarla por la nuca. Sin embargo, la muerta fue
más rápida y le agarró por la manga de su jersey, tirándole al suelo. El
cuchillo salió despedido y quedó a varios centímetros de distancia. Ahora la
infectada estaba encima de Marcos dando dentelladas a su cara, con aquella
saliva negra salpicándole el rostro. Él la sostenía por los hombros, pero la
fuerza que ejercía la condenada acrecentaba, mientras que las suyas iban flaqueando
de a poco. Detrás de aquella violenta expresión -de esa máscara que los muertos
están obligados a portar- Marcos creyó distinguir tristeza; una tristeza
perteneciente a la persona atrapada en el cuerpo de esta criatura. La joven tenía un mechón de pelo pegado a su rostro; la mujer había sido pelirroja. De repente
sintió como algo tiraba del cuerpo de la infectada hacia atrás; Rambo había
mordido el dobladillo de su pantalón e intentaba quitarla de encima de su amo.
Un sonido seco, uno húmedo y por último una
explosión de sangre negruzca terminaron con la vida de la desdichada. El cuerpo
rodó hacia un lado y Marcos vio a John extendiéndole la mano. Aún con el
aliento de la mujer en sus pulmones, y con el rostro cubierto de una sustancia
negra pegajosa, Marcos se sentó al borde de la acera y vació los contenidos de su
estomago.
Pobre chica... debía de ser muy guapa aun siendo una pútrida zombie. Me gusta como la describes: desde la suavidad de sus manos, sus delicados dedos, su piel fria y suave, sus humedos pies descalzos, su boca chorreante de babas, su asqueroso aliento. He conocido muchas chicas así jajaja. En serio, muy buen relato, saludos !!!
ReplyDeleteHola Shaun,
DeleteCreo que tú la has descrito mejor en tu comentario, que yo a lo largo del capítulo jeje
Aún no he tenido la "suerte" de conocer a una chica así, de momento tendré que imaginarmelas. Tal vez a ti te convenga hacer lo mismo, es... menos aterrador ;)
En fin, gracias por leer la historia y por comentar.
¡Un saludo!