Apesadumbrado, abro los
ojos; cada párpado pesa una tonelada. Pestañeo varias veces para conseguir ver
con claridad. Afuera ya no se oyen a los desdichados contra la alambrada. Deben ser las seis de la tarde, el sol se está poniendo
y apenas puedo vislumbrar los objetos de la habitación. De repente, siento un
movimiento en la cama. Miro a mi izquierda y allí, semi escondido por la
oscuridad de la habitación, está él.
-¿Ya te sientes mejor? -me
pregunta Mario con una mueca burlesca.
Las palabras no acuden a mi
rescate.
-Sabes en la jodida
situación en la que nos has dejado, ¿verdad? -dice posando su mano en mi
frente-. Eso es lo que les digo a los demás "…la jodida situación en la
que nos ha metido Marcos". Honestamente -continua incrédulo-, lo que has
hecho es un gran favor. El inglés era una carga desde el primer día, con sus
aventurillas y rescates nos podría haber causado la muerte a todos. El perro...
¿Quién necesita un puto perro en tiempos como éstos? El único uso útil que
puede tener un animal hoy en día es alimentarnos. Y, finalmente, tú. Tú solito
te has quitado del medio; tú con tus aires de superhéroe, que trajiste a la
horda de no muertos para que nos almorzarán a todos, tú que no hacías más que
desafiarme desde el primer día. Tú, que te aprovechaste de mi mujer. Tú, te has
tachado de la lista, mi buen amigo, y yo; yo he venido a terminar lo que has
empezado.
Con una delicadeza
escalofriante, la almohada es retirada de mi nuca y mi cabeza cae en el
colchón. No termino de comprender del todo lo que ocurre. Sé quién es él, sé lo
que quiere. Sin embargo, no estoy seguro de quién soy yo, ni de lo que deseo.
La nariz se aplasta contra
mi cara al mismo tiempo que el mundo a mi alrededor se vuelve completamente
negro. Mi cuerpo decide reaccionar motu proprio y empiezo a dar patadas. Me aferro a la mano que sostiene la almohada;
está hecha de hierro. La almohada cada vez se pega más a mi cara, las manos
cada vez son más fuertes y las mías más débiles. Necesito respirar, los
pulmones me arden, mi cuerpo se convulsiona sin conseguir nada más que
debilitarme e intensificar la falta de oxigeno. "¡Claudia!" exclama
mi mente. Es por ella que debo... Claudia. Apenas puedo sentir sus manos o
cualquier parte de mi cuerpo, intento por última vez aspirar. No puedo hacerlo,
un espasmo me recorre de pies a cabeza y las oscuridad termina de apoderarse de
mí.
La semana pasada tuve que pasar todos los escritos a una hoja de Word para leerlo con calma...
ReplyDeleteEsta muy buena la historia... voy a seguirla aunque en algúnos momentos siento que se dejan las historias como cortas (y yo me quejo que mis escritos son cortos xD)...
Saludos y espero verte dando una vuelta en mi Blog tambien de tematica zombie pero un poco mas abierta... http://post-apocalipsis-zombie.blogspot.com/
Por cierto... ¿No tienes pagina en el Face para seguirte? yo tuve que crearla porque a veces por aquí a uno no le llegan las actualizaciones, y de paso es mas sencillo de darle propaganda ;-)
Hola Juan Carlos, disculpa por no responder antes pero estaba de vacaciones "sin internet".
Delete¡Gracias por leer la historia y por comentar! Efectivamente, la brevedad de los posts me ha traído más de un reproche. Pero bueno, esto de publicar asiduamente te quita la posibilidad de volver sobre tus pasos y cambiar lo que sea necesario, ergo, hay que ser cuidadoso :p
Comentarte, además, que te he añadido entre mis enlaces y ahora me paso por tu blog.
Aún no tengo página en Facebook, me tengo que poner con ello... esto del marketing es todo un rollo! jeje
¡Un saludo!
Quizás empezar por el fianl no es lo más acertado, pero es lo más facil para hacerte idea de si una serie merece la pena (antes de ponerse a buscar el primer capítulo).
ReplyDeleteLo cierto es que el capítulo -incluso sin conocer lo anterior- muestra bastante. Un enfrentamiento entre dos modos de pensar en mitad de la supervivencia algo que no por tópico, es menos interesante y da pie a múltiples opciones que explotar.